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Pensión de vejez o derecho a vivir dignamente 

“Absurdo, injusto, descarado y enriquecedor de unos pocos”, así define Diego Mauricio Correa Montoya, abogado de la Universidad de Medellín, el Sistema General de Pensiones (SGP) en Colombia.​

Jorge Alberto Ávila es un vendedor ambulante que invierte cuarenta mil pesos diarios en mercancía. Entre aguas, cigarrillos, tintos y dulces, este hombre de 68 años se gana la vida de lunes a sábado entre la estación San Antonio y Parque Berrío debajo del ducto del Metro, al frente del paradero de los colectivos de Blanquizal.

 

Según el abogado Diego Mauricio Correa, los adultos mayores en Colombia no se pensionan por cuatro motivos principales. “Las personas sin un peso en su vejez es porque no accedieron a la pensión por ignorancia, incultura, incapacidad económica para cotizar o por la dificultad legal para pensionarse”.

 

En 1992, Jorge Alberto renunció a la zapatería en la que trabajó por más de veinte años. Él desconocía que debía cotizar hasta alcanzar las 1300 semanas mínimas legalmente requeridas para obtener la pensión de vejez. De acuerdo con el Sistema de Seguridad Social Integral vigente en Colombia plasmado en la Ley 100 de 1993, las mujeres se pensionan a los 57 y los hombres a los 62 años, edad estipulada a partir de enero del 2014.

 

Una investigación adelantada por la Universidad Externado de Colombia, publicada por la Facultad de Comunicación de la Universidad del Valle, el 75 % de los adultos mayores colombianos no recibe ninguna pensión. La investigación titulada “‘Participación de los adultos mayores en las economías de mercado y del hogar en Colombia” arrojó que el 22 % de esta población vive con menos de $206.091, es decir, en condiciones de pobreza.

 

Régimen de transición

 

Humberto Salinas Barrera, de 59 años, relata que debe trabajar 3 años más para obtener la pensión. “Yo quería llevar y traer a mi niño al colegio, y montar mi negocito independiente” pero el deseo de Humberto tiene que esperar unos años más porque como él, son  muchos los adultos mayores que no cobijó la ley de transición.

 

El régimen de transición, artículo 36 de la Ley 100 de 1993, declara que  los hombres pueden pensionarse a los 60 y las mujeres a los 55 años. Siempre y cuando al año 1994 cumplieran uno de estos dos requisitos: tener 40 años cumplidos o más los hombres, y las mujeres tener 35 años o más cumplidos, o haber cotizado 15 o más años de trabajo.

 

Ángela Beatriz Hincapié Orozco es otra persona que, como Jorge Alberto, no adquirió la pensión de vejez. “El único trabajo que tuve fuera de la casa fue en una parroquia. Trabajé en la tienda comunitaria, la fotocopiadora y en oficios varios”. También confiesa que no cotizó como trabajadora independiente porque no tenía el dinero. En 1998 fue la última vez que Ángela contribuyó al SGP con un total de 350 semanas cotizadas.

 

El Nuevo Modelo de Protección para la vejez, publicado por el Ministerio de Trabajo, plantea tres soluciones para mejorar la actual situación del SGP: Colpensiones quiere asegurar el régimen de prima media para trabajadores formales. El Beneficio Económico Periódico (BEPS) es una cuenta de ahorro individual para trabajadores informales, donde el estado les proporciona un subsidio del 20 % sobre el ahorro realizado, y Colombia Mayor entrega un subsidio para las personas en extrema pobreza, indigencia o adultos mayores pertenecientes al Sisbén 1 y 2.

 

A las 10 a. m. Ángela Hincapié borda y ve televisión hasta la noche. Las manualidades hechas en etilvinilacetato, más conocido como foami, y en padua las venden a sus familiares y vecinos. “El año antepasado las vendíamos entre la familia. Y el esposo de una compañera la llevaba a la Universidad Pontificia Bolivariana para que vendiera, pero eso no es un ingreso fijo” asegura Ángela Beatriz. En la actualidad, su único ingreso son las manualidades, pues la casa por la que recibía el arriendo, está desocupada. Y ella, prefiere no alquilarla porque su hija Diana, la propietaria de la casa, posiblemente regrese de Ecuador en diciembre, con su esposo y sus dos hijos.

 

Informalidad en el adulto mayor

 

El 85 % de los adultos mayores que laboran, lo hacen en empleos informales, dato concluido en la investigación de la Universidad del Externado. “Esto crea un círculo vicioso, pues el adulto mayor debe trabajar porque no tiene suficiente dinero, pero de igual manera solo logra desempeñarse en empleos informales de baja remuneración” explica Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social del Externado.

 

Misión Colombia Envejece es una investigación realizada por Fedesarollo y la Fundación Saldarriaga Concha en el presente año. El estudio, a partir de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, concluye que la alta informalidad en la población mayor se produce por el bajo nivel educativo: el 61 % no tiene ningún tipo de educación o no completó la primaria; el 23.8 % tiene la primaria completa; el 2.5 % llegó hasta noveno grado; el 5.6 % terminó el bachillerato y solo el 7.1 % tienen educación superior o más.

 

La “chacita”, como la llama él, es el sustento económico para Jorge Ávila. Es un carrito de supermercado como los de los almacenes de cadena pero un poco oxidado porque lleva acompañándolo por seis años, al sol y al agua. “Con lo que gano aquí apenas y me alcanza para mercar”, menciona Jorge antes de narrar cómo obtuvo el carrito.

 

María Aracely Flórez Cifuentes, una cuñada de Jorge, le regaló el puesto para que tuviera un ingreso y así responder económicamente por su esposa, María Romelia Flórez y por el nieto de ella. Juan Fernando, de 16 años, es la adoración de Jorge porque lo empezó a criar desde que era un bebé. “Yo lo cogí muy pequeñito y por eso me dice papito”. 

 

Calidad de vida

 

La trabajadora social  y profesional en desarrollo familiar, Maritza Londoño Ramírez, expresa que por el ciclo vital de vida, las personas de la tercera edad tienden a quedarse solos. Además aseveró que “al no tener un ingreso, el adulto mayor va  a pasar por necesidades económicas  y, al ir decayendo en salud no van a tener la oportunidad de trabajar. Asimismo, va a tener preocupaciones, baja autoestima, la recreación se ve afectada y también se ve disminuida la canasta básica familiar”.

La psicóloga clínica y organizacional, María Paulina Blandón, coincide con la trabajadora social al reafirmar que el colombiano no está disfrutando de su vejez, y al entrar en una edad elevada empieza a generarse preocupaciones y estrés, llegando al punto de la depresión.

 

Al cumplir la edad de jubilación, el fondo de pensiones le devolvió el dinero equivalente su tiempo de cotización. “$1.145.000 me dieron y todo eso lo invertí en comida y en ropa para los muchachos" relata Jorge Alberto Ávila. A parte de Juan Fernando, Jorge tiene otra niña de 15 años que considera como su nieta. A ambos les asesinaron sus padres, dejándolos huérfanos pero con una casa pre-fabricada en el Barrio Olaya Herrera de Medellín, donde ahora vive Jorge.

 

Ramiro Henao Echeverry, abogado de la Corporación Universitaria Remington, concluye que para que aumente el porcentaje de adultos mayores que obtienen la pensión de vejez, el gobierno debe aceptar que las pensiones son una deuda pública. Además, afirma que “las personas deberían cotizar igual que lo hacen los otros régimenes para que exista un equilibrio en cuanto a cotización, es decir, que todos coticemos al régimen ordinario”

 

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